La Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos) tiene previsto revelar el lunes sus planes para una nueva nave espacial tripulada de última generación.
La nueva nave rusa podría volar en 2018, según Roscosmos.
Se espera que Roscosmos declare un ganador en la licitación para el desarrollo del aparato con fondos gubernamentales.
La nave debería empezar a operar hacia el final de la próxima década.
El nuevo vehículo reemplazará a la antigua cápsula Soyuz, con capacidad para tres tripulantes, que ha estado llevando a los cosmonautas rusos al espacio desde hace más de cuatro décadas.
Pese al hermetismo de los funcionarios de Roscosmos en torno a la presentación del lunes, la agencia ha filtrado calladamente los requisitos para un futuro sistema de transporte tripulado a la industria espacial rusa.
Requisitos reveladores
Esos requisitos revelan importantes datos sobre el probable diseño de la nave y el tipo de misiones que podrá desempeñar.
El aparato, actualmente conocido bajo la sigla rusa STTP (Sistema de Transporte Tripulado Prospectivo), sería capaz de alcanzar una órbita terrestre baja y también orbitar alrededor de la Luna.
La versión del aparato para órbitas terrestres pesaría unas 12 toneladas, llevaría una tripulación de seis personas, con una capacidad mínima de 500 kilos de carga.
Su "primo lunar" pesaría 16,5 toneladas, con capacidad para cuatro tripulantes y 100 kilos de carga.
Una versión de carga, no tripulada, debería ser capaz de elevarse a la órbita terrestre con un mínimo de 2.000 kilos y de volver a la superficie de nuestro planeta con al menos 500 kilos.
Módulo reutilizable
Roscosmos contempla la posibilidad de hacer que el módulo de la tripulación sea reutilizable, con la idea de que la cápsula en forma de cono podría volar en un máximo de 10 misiones a lo largo de sus 15 años de vida útil.
Al revelar las especificaciones del nuevo vehículo espacial, la agencia también ha dejado una breve constancia de su visión del futuro del programa espacial ruso.
Pese a que la versión más avanzada de la nave estaría destinada a misiones de apoyo en la Luna, se prevén configuraciones "intermedias" para una serie de otras tareas.
Un ejemplo sería el deseo de la agencia de que el responsable del proyecto evalúe la posibilidad de enviar la nave a órbitas de inclinación elevada sobre los polos de la Tierra, una ruta que suele ser frecuentada por satélites dedicados a la observación de la Tierra y el espionaje.
Durante su órbita terrestre el nuevo aparato debería tener suficiente autonomía para volar durante 30 días y permanecer al menos un año en el espacio cuando esté acoplada a la Estación Espacial Internacional (EEI) o una futura estación espacial rusa.
Las naves Soyuz que actualmente actúan como "salvavidas" de la EEI deben ser rotadas cada seis meses para prevenir el potencial deterioro de algunos de sus sistemas como las baterías eléctricas y el combustible.
Recoger basura espacial
Además de poder acoplarse a la estación, la nave tendría que ser capaz de llevar a cabo tareas de mantenimiento en vehículos no tripulados en el espacio, e inclusive recoger basura espacial de sus órbitas, además de cumplir con misiones militares no especificadas.
La versión lunar sería capaz de volar durante un mínimo de 200 días mientras esté acoplada a una estación espacial o permanezca en órbita de la Luna.
Varios informes rusos se han referido a estudios recientes que examinan la posibilidad de una estación orbital lunar (EOL). Esa instalación también actuaría como una base para módulos lunares, que tranportarían tripulaciones de la órbita lunar a la superficie de la Luna.
El requisito de 200 días de autonomía probablemente apunta hacia planes rusos de eventualmente construir una instalación lunar permanente, similar a la base lunar diseñada para el proyecto Constellation de la NASA (Agencia Espacial de Estados Unidos).
Y luego Marte
El jefe del programa de vuelos tripulados de Roscosmos, Aleksei Krasnov, recientemente señaló a la agencia noticiosa ITAR-TASS que la futura nave espacial podría actuar como una "base" tecnológica para una futura misión a Marte.
Esta es una aparente referencia al papel que ese vehículo podría jugar como nave de traspaso para un gran complejo que haría falta construir en anticipación de una misión tripulada al planeta rojo.
Se prevé que para cuando la nueva nave rusa empiece a funcionar alrededor de 2018, la serie Soyuz ya habrá completado más de medio siglo de servicio.
En años recientes Rusia y Europa han analizado la posibilidad de desarrollar un vehículo de generación futura juntos, pero las dos partes no lograron ponerse de acuerdo en cómo se dividirían las tareas.
Europa ahora tiene previsto desarrollar la actualización de su robot de carga espacial ATV hacia una nave tripulada, pero el aparato todavía utilizaría elementos de tecnología rusa.
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