La agencia espacial estadounidense logró, con éxito, hacer impactar este viernes dos artefactos no tripulados contra la Luna, con el propósito de detectar la presencia de agua en el satélite.
Aunque no se pudo captar el resultado de los choques en imágenes en vivo, los funcionarios de la NASA se mostraron satisfechos con el experimento y dijeron que ha sido un "día histórico".
El módulo superior del cohete Atlas, de 2,3 toneladas, fue el primero en colisionar contra un cráter en el polo sur de la Luna, provocando una nube de polvo y escombros en la superficie lunar.
Le siguió una sonda equipada con instrumentos científicos, que analizó esos escombros para ver si contenían partículas de hielo o de agua. Los resultados de esos análisis ya están siendo investigados.
Se esperaba que trascendieran imágenes del experimento en directo, pero esto no resultó.
Aunque no se pudo captar el resultado de los choques en imágenes en vivo, los funcionarios de la NASA se mostraron satisfechos con el experimento y dijeron que ha sido un "día histórico".
El módulo superior del cohete Atlas, de 2,3 toneladas, fue el primero en colisionar contra un cráter en el polo sur de la Luna, provocando una nube de polvo y escombros en la superficie lunar.
Le siguió una sonda equipada con instrumentos científicos, que analizó esos escombros para ver si contenían partículas de hielo o de agua. Los resultados de esos análisis ya están siendo investigados.
Se esperaba que trascendieran imágenes del experimento en directo, pero esto no resultó.
La sonda LCROSS viajó hacia la Luna durante tres meses, adherida a una fase del cohete Atlas llamada Centauro. Ambos artefactos fueron lanzados este viernes hacia el cráter lunar Cabeus.
Centauro efectivamente chocó contra Cabeus a las 11:30 GMT del viernes a una velocidad de 9.000 kilómetros por hora, creando un cráter de 20 metros de diámetro por cinco de profundidad.
La transmisión en video frustrada fue la mala noticia de la jornada.
Centauro efectivamente chocó contra Cabeus a las 11:30 GMT del viernes a una velocidad de 9.000 kilómetros por hora, creando un cráter de 20 metros de diámetro por cinco de profundidad.
La transmisión en video frustrada fue la mala noticia de la jornada.
Se esperaba que los impactos fueran transmitidos en vivo por la página de internet de la NASA, pero las cámaras de la segunda sonda no captaron las imágenes. De todas formas, se cree que el choque tuvo lugar tal como estaba planeado.
La intención era captar en video el momento del impacto y, en especial, las 350 toneladas de material que se elevarían a unos 10 kilómetros de altura en momentos en que los rayos del sol ofrecieran la máxima iluminación, pero esto no pudo ser.
La sonda LCROSS, de una masa de 891 kilogramos, sufrió la misma suerte cuatro minutos más tarde, el tiempo necesario para que sus nueve instrumentos pudieran captar y determinar la naturaleza de las partículas proyectadas.
Así se podría determinar si hay agua congelada en un cráter que nunca recibe luz solar y tiene temperaturas promedio de -240 grados celsius.
La existencia de agua congelada en cráteres en los polos lunares ya había sido postulada por científicos pero nunca confirmada, observa Rincon.
En septiembre, análisis de datos enviados desde tres astronaves revelaron que capas muy finas de agua recubren las partículas que forman parte del suelo lunar.
La intención era captar en video el momento del impacto y, en especial, las 350 toneladas de material que se elevarían a unos 10 kilómetros de altura en momentos en que los rayos del sol ofrecieran la máxima iluminación, pero esto no pudo ser.
La sonda LCROSS, de una masa de 891 kilogramos, sufrió la misma suerte cuatro minutos más tarde, el tiempo necesario para que sus nueve instrumentos pudieran captar y determinar la naturaleza de las partículas proyectadas.
Así se podría determinar si hay agua congelada en un cráter que nunca recibe luz solar y tiene temperaturas promedio de -240 grados celsius.
La existencia de agua congelada en cráteres en los polos lunares ya había sido postulada por científicos pero nunca confirmada, observa Rincon.
En septiembre, análisis de datos enviados desde tres astronaves revelaron que capas muy finas de agua recubren las partículas que forman parte del suelo lunar.
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