La NASA finalmente logró lanzar el cohete experimental Ares I-X desde el Centro Espacial Kennedy, cerca del Cabo Cañaveral en Florida.
El despegue, ocurrido a las 15:30 GMT, se había pospuesto en dos ocasiones a raíz del mal tiempo.
El cohete cuenta con avances tecnológicos que facilitarán que la agencia espacial estadounidense lleve nuevamente al hombre a la Luna. Es, además, el primer aparato del tipo que la Nasa lanza en cerca de tres décadas.
Se trata de un prototipo del Ares I, que formará parte del programa "Constellation 2020".
Como explica el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, el clima no era el único obstáculo que tuvo que sortear el Ares.
La NASA enfrenta fuertes críticas de quienes consideran que la agencia desarrolla planes costosos y "con trayectoria insostenible", entre ellos el del Ares.
Dos minutos clave
El Ares I-X, un prototipo diseñado para reemplazar a los actuales trasbordadores, apenas estuvo dos minutos y medio en órbita antes de separarse en fragmentos y caer.
Con forma de lápiz y 100 metros desde la nariz hasta la base, el Ares I-X es el cohete más largo construido jamás.
A pesar de que costó unos US$445 millones, no llevaba tripulantes a bordo ni instrumentos sofisticados más allá de unos 700 sensores que enviaron datos técnicos a la Tierra. Esa información será analizada durante los próximos meses.
El objetivo de la breve misión fue probar nuevos impulsores y la estabilidad de un cohete más delgado que sus predecesores.
El despegue tenía algunos riesgos. El más grave era que la nave se desviara y cayera en zonas pobladas, aunque contaba con un sistema de autodestrucción para evitar que ello ocurriera.
El Ares I-X se precipitó al mar en paracaídas, como estaba previsto, donde sus restos serán recogidos por barcos.
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