jueves, 8 de octubre de 2009

La NASA descubre un anillo gigante en Saturno


El telescopio Spitzer de la NASA ha descubierto un anillo gigante, compuesto de partículas de polvo y hielo alrededor de Saturno. En su parte más cercana se encuentra a 6 millones de kilómetros del planeta y se extiende hasta una distancia de unos 12 millones.
Febe, una de las lunas más lejanas de Saturno, orbita dentro de este anillo y, según la NASA podría ser la fuente del material que lo compone, como consecuencia del impacto de cometas sobre su superficie.
El nuevo halo de Saturno es ancho y su altura es 20 veces mayor que el diámetro del planeta. Según los investigadores, podría dar cabida a mil millones de tierras.
El Spitzer consiguió detectar el brillo del polvo frío gracias a su telescopio infrarrojo. Lanzado en 2003, este observatorio espacial se halla en la actualidad a 107 millones de kilómetros de la Tierra orbitando alrededor del sol.
Hasta ahora, el mayor anillo de este planeta -y también del Sistema Solar- era el denominado 'E' (los anillos de Saturno están clasificados alfabéticamente según el orden en que fueron descubiertos), que rodea al planeta a una distancia de 240.000 kilómetros.
El hallazgo de este nuevo anillo también es importantes porque puede ayudar a explicar Cassini Regio, la misteriosa región oscura que cubre parte de Jápeto, otra de las lunas de Saturno, y cuyo material es desconocido. "Los científicos sospechaban que había una conexión entre Febe y el oscuro material de Jápeto", afirma Douglas Hamilton de la Universidad de Maryland, "este hallazgo prueba esta relación".
El nuevo anillo circula en la misma dirección que Febe, mientras que Jápeto, como la mayoría de lunas y anillos de Saturno, lo hace en dirección contraria. De acuerdo con científicos de la Agencia Espacial norteamericana, parte del materia procedente de diferentes anillos rebota contra la superficie de Jápeto, golpeando la superficie del planeta "como mosquitos en un parabrisas".
A pesar de su gran tamaño, el anillo 'supergigante' es prácticamente indetectable con telescopios de luz visible, y por eso ha tardado tanto tiempo en descubrirse. El motivo es que las partículas que lo componen se encuentran muy separadas, con grandes distancias entre ellas.
"Las partículas se encuentran tan separadas que si te encontraras dentro del anillo, ni siquiera te darías cuenta de su existencia", asegura Anne Verbiscer, una astrónoma de la Universidad de Virginia que ha participado en la investigación.

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