viernes, 16 de enero de 2009

La Unesco abre en Paris el Año Internacional de la Astronomía

Poner el pie en la superficie de Marte o descubrir posibles formas de vida fuera de la Tierra son los grandes desafíos del futuro cercano de la astronomía, ciencia que inauguró hoy en la UNESCO su Año Internacional con el objetivo de acercar los misterios del Universo a todos los habitantes del Planeta Azul.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) quiere que 400 años después de que el matemático italiano Galileo Galilei observara por primera vez con un telescopio satélites en la órbita de Júpiter, el conocimiento sobre las ciencias del espacio se expandan entre los habitantes del mundo.
Para ello esa organización ha convertido 2009 en el Año Internacional de la Astronomía, 12 meses en los que se han programado actividades para que los más jóvenes se interesen por la disciplina que analiza el Universo como puerta de entrada hacia el conocimiento científico.
Pero además de cautivar a la juventud, es necesario "incrementar el nivel de la enseñanza científica en las escuelas", opina el primer hombre que escuchó el eco del Big Bang, Robert Wilson, premio Nobel de Física en 1978 por detectar una radiación que aparentemente se originó hace unos 14.000 millones de años, cuando se calcula que se creó el Universo.
La comunidad científica demanda una juventud más receptiva e involucrada en la ciencia, capaz de tomar mañana el relevo de los físicos, ingenieros y astrónomos que intentan acercarnos hoy a los retos del espacio exterior.
"Estamos cerca de ir a Marte, un reto fabuloso igual que lo fue llegar a la Luna. Es el próximo desafío fuera de la Tierra, aunque no va a ser ni hoy ni el año que viene, pero en unas décadas estaremos allí", explicó a Efe la coordinadora en España del Año Internacional de la Astronomía, Montserrat Villar.
Otra aventura, prosigue, consiste en "probar la existencia de vida fuera de la Tierra" ya que "se ha avanzado mucho a la hora de encontrar otros planetas donde hay material que podría ser germen para la vida".
Conocer el origen de todo lo que nos rodea es posiblemente el misterio más antiguo de la historia de la Humanidad y a ello se han dedicado sabios de latitudes tan variopintas como Mesoamérica, Mesopotamia, el Egipto faraónico o la Isla de Pascua.
La Tierra, un planeta a conservar
"Más allá de diferencias entre los países, de colores o de lenguajes, todos somos miembros de esta pequeña nave espacial que se llama planeta Tierra y que debemos conservar", indicó a Efe Nelson Falcón, profesor de la universidad venezolana de Carabobo.
Un ejemplo de desarrollo científico y trabajo conjunto es el proyecto Jive, una iniciativa que ha permitido la creación de una red de 17 radiotelescopios de Asia, Australia, Europa, Norteamérica y Sudamérica para observar simultáneamente una región del cielo y analizarla, cotejando los datos ofrecidos por cada aparato.
Además de grandes proyectos tecnológicos, existen medios para que cualquier niño pueda sentirse como Galileo y montar un rudimentario telescopio a base de tubos de cartón -cuyo precio es de unos 13 euros (17 dólares)- y observar las mismas cosas que vio en su día el célebre italiano, explicó a Efe Hidehiko Agata, profesor del Observatorio Nacional Astronómico de Japón.
"Los aparatos de los que disponía Galileo no eran ni fantásticos ni poderosos", coincide John McFarland, un estadounidense que se pasea por la sede de la UNESCO disfrazado del astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) y que dedica su vida a recorrer colegios vestido de esa guisa para mostrar el lado simpático y asequible de la astronomía a los estudiantes.
Además de promover el conocimiento científico, la UNESCO quiere impulsar el papel de la mujer en la astronomía y ayudar a los países en desarrollo a reforzar su capacidad astronómica porque, según el director general de esa organización, Koichiro Matsuura, "el cielo nos pertenece a todos y cada uno tiene el derecho de disfrutar de las maravillas que encierra".




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