El Año Internacional de la Astronomía no se acabará sin que se conozca la ubicación definitiva del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT, en sus siglas en inglés), y uno de los lugares probables para su instalación es el Roque de los Muchachos de La Palma, una candidatura en cuya campaña ya se emplean a fondo los astrónomos españoles. Al menos, así lo aseguran los expertos en esta gran instalación científica.
Recreación del Telescopio Europeo Extremadamente Grande junto a un Airbus 340. (Foto: ESO)
Hace más de una década que la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Sur (ESO) comenzó a trabajar en un proyecto que será la mayor ventana que desde la Tierra permitirá a los humanos escudriñar los misterios del Universo. Será un 'ojo' de 42 metros de diámetro cuyo espejo estará compuesto por 984 segmentos hexagonales de 1,45 metros cada uno.
Para hacerse una idea de sus dimensiones baste señalar que el E-ELT tendrá 16 veces más sensibilidad que el Gran Telescopio de Canarias, que comenzará a funcionar en marzo de este año, y que en la actualidad es el mayor del mundo en su categoría. "Se quiere que tenga una óptica adaptativa que sirva para corregir las turbulencias atmosféricas, con cinco espejos reflectores y otro secundario también fragmentado", explica el profesor del CSIC Xavier Barcons, que es el jefe de la delegación española en la ESO, entidad en la que España entró hace apenas dos años.
El presupuesto necesario se ha estimado en unos 1.000 millones de euros, de los que la ESO tiene sólo 300, y su construcción tardará ocho años, por lo que no se espera que esté en activo hasta 2017.
Pero todo se podría retrasar si no se decide en 2009 su sede, disputada entre cuatro países (Chile, España, Argentina y Marruecos), dado que el diseño también depende del lugar (su clima, su sísmica, etcétera, determinarán sus características).
De ellos, Chile (en Ventarrones) y España (en La Palma) son los dos favoritos. "Chile parte con la ventaja de que todos los telescopios de la ESO están allí y hace mejor tiempo, pero Canarias tiene una buena calidad del cielo, es Europa, donde la inflación de los costes está más controlada, y hay menos actividad sísmica", argumenta Barcons.
Rafael Bachiller, del Comité Científico-Técnico de la ESO, añade que la decisión dependerá también de dónde se instale un futuro telescopio de EEUU de similares características, el TMT: "Será de 30 metros de diámetro y si lo instalan en Chile (hemisferio sur) lo lógico sería que el europeo fuera a Canarias (norte), pero si va a Hawai, la cosa cambia. Es un juego político delicado".
Buque insignia
Desde el Instituto Astrofísico de Canarias, Jesús Burgos se muestra "optimista" y confía en el apoyo del Gobierno a la candidatura. "Este es el buque insignia de la astronomía infrarroja y el Roque de los Muchachos es un lugar idóneo", insiste.
De hecho, el Ministerio de Ciencia e Innovación ha financiado un estudio, ya en marcha, sobre el impacto económico y social que tendría este gran telescopio en la isla. Como recuerda Burgos «somos el único país europeo que puede hacer esta apuesta».
El informe, cuyos resultados podrían conocerse en marzo, recogerá los beneficios empresariales y de desarrollo tecnológico que tendrá para España y La Palma la construcción del E-ELT, la creación de 150 trabajos directos y muchos más indirectos, y sus efectos sobre el turismo.
Puesto que la ESO no dispone de los 1.000 millones necesarios, los astrónomos confían porque el Gobierno español financie entre un 15% y un 20% del total, una vez conocidos los retornos que se tendrían al menos durante los 30 años de vida que se calculan al telescopio. Además, el coste del mantenimiento anual rondará los 40 millones de euros.
Pero hay algo más, y es su rentabilidad científica: «Garantizaría el futuro del Roque en el país europeo con más experiencia en telescopios segmentados», señala Bachiller. En el fondo, el objetivo final de la ESO es que Europa no pierda peso en la observación del espacio y el E-ELT puede revolucionar la Astronomía. Entre otras cosas, ayudará a localizar 'exoplanetas' que giran en torno a otras estrellas. «Quizás no veamos una Tierra como la nuestra, pero sí algo similar», indica Barcons.
También nos acercará a otras galaxias, como nuestra vecina Andrómeda. Y nos permitirá hacer Cosmología, es decir, viajar en el tiempo hacia la gran explosión o Big Bang, un momento que no está hoy a nuestro alcance. Y es que en el espacio a más distancia, más se retrocede en el pasado, hasta llegar, quizás, a las primeras luces del Universo.
Un gigantesco 'ojo' para observar el Universo Ciencia elmundo.es
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