domingo, 29 de marzo de 2009

Conejillos de indias marcianos


¿Qué haría usted por dinero? ¿Por US$6.500 al mes, para ser exactos?
¿Qué tal lo siguiente: encerrarse en un pequeño contenedor de metal por tres meses sin ninguna comunicación con el mundo exterior, con monitores electrónicos conectados a varias partes de su cuerpo y con comida para bebés congelada y barras de cereal como desayuno, almuerzo y cena?
Encima de todo, tendrá cinco compañeros que harán todo lo posible para evitar que usted se escape antes de que se cumplan los tres meses.



Entretanto, desde una sala de control afuera, un equipo de científicos seguirá cada movimiento que usted haga buscando cualquier indicio de que pueda estar empezando a enloquecerse.
Y olvídese de encontrar consuelo en el alcohol o el tabaco: ambos están estrictamente prohibidos.

Experimento


Una habitación, sin vista al mar... o a nada.
Es por eso que sorprende que esta bien pagada pero extrema versión del Gran Hermano atrajo a 6.000 postulantes de 40 países.
Y el próximo martes la diversión empezará para los seis suertudos que fueron escogidos.
Tras una conferencia de prensa y entre los flashes de las cámaras, entrarán en una colección de contenedores cilíndricos interconectados en un lóbrego edificio en Moscú, abrirán una pesada especie de escotilla y desaparecerán.
Todo en nombre de un experimento sin precedentes llamado Marte 500 del que se ha venido hablando por años y que ahora, finalmente, se realizará.
Los seis voluntarios vienen de Rusia, Francia y Alemania y piensan que están contribuyendo a hacer historia al hacer que el tan preciado sueño de que el hombre pueda llegar a Marte esté un paso más cerca.
Utilizando la generación actual de motores de cohetes, un viaje de ida y vuelta al Planeta Rojo podría tomar dos años, mientras que las misiones a La Luna no toman más de dos semanas.
Así que las agencias espaciales de todo el mundo que quieran ganar la carrera a Marte tienen que asegurarse de que la próxima generación de astronautas podrá soportar el trauma psicológico y físico que implican los extremadamente largos viajes por el espacio.
"Nada divertido"
El experimento Marte 500 de Moscú se centrará en las dificultades psicológicas del aislamiento prolongado y la claustrofobia.



Hay quienes pueden sufrir de claustrofobia o paranoia... eso no me ocurrirá a mí, así que voy confiado
Cyrille Fournier, voluntario francés


"Es realmente probable que un vuelo a Marte fracase si no se estudia el muy grave problema del aislamiento", señala Oliver Knickel, un ingeniero militar de Alemania, quien es uno de los "astronautas" voluntarios.
"El impacto del aislamiento casi seguro que matará a la tripulación".
Si los seis voluntarios que participan en el actual experimento van a terminar matándose a puños es discutible, pero "definitivamente no será divertido", sentencia Sergei Ryazansky, el comandante de la nave espacial simulada.
"Cada sujeto de prueba (voluntario) tiene el derecho de irse en cualquier momento, pero obviamente que esto afectará todo el experimento, así que lo apoyaremos y haremos que lo posible para que se sienta mejor".
"Cada miembro de la tripulación está conciente de que nuestra meta es llegar hasta el final", concluye el comandante.
Poco lujo
Eso ciertamente no será fácil, a juzgar por lo que pudimos ver cuando nos mostraron el interior de la nave espacial simulada al principio de este mes.
Su ordinario interior de pino está casi vacío, aunque nos dijeron que eso era porque el equipo científico aún no había sido instalado.

Es estrecho y no hay muchas comodidades.
Había unos pocos lujos, como una TV plana grande, una tetera y una nevera vacía.
Pero la sensación general era de estar apretado, sin aire y sin ventanas.
Las habitaciones para dormir son particularmente pequeñas y aparentemente no están aisladas del ruido.
Cada voluntario puede traer una maleta de objetos personales, incluyendo libros, música, DVD y juegos como ajedrez.
Trabajarán en turnos de hasta 10 horas durante la noche o el día, en los que llevarán a cabo experimentos científicos y revisarán los sistemas a bordo para asegurarse de que estén funcionando bien.
No tendrán mucho tiempo libre.
"Hay que poder aguantarse el lugar, eso es lo más importante", dice el astronauta voluntario Cyrille Fournier, quien es un piloto comercial de Francia.
"Uno puede ser psicológicamente normal pero hay quienes pueden sufrir de claustrofobia o paranoia... eso no me ocurrirá a mí, así que voy confiado".
Todo eran risas y sonrisas cuando los "astronautas" nos dejaron para completar las últimas etapas de su entrenamiento antes del gran día.

Si todo funciona bien con este experimento, otra tripulación será encerrada el próximo año por un total de 520 días.

3 comentarios:

Tay dijo...

Conexión a internet, un par de mancuernas y la ps3... es todo lo que exijo para ir a Marte.

Que exigentes son estos astronautas

Siesp... dijo...

Pues eso. Si en la Tierra somos machos y hembras... ¿por qué no en el cielo?

Yo me quedo aquí, porque sé que hay voluntarios. Al menos intentaría "consolar" a sus abandonadas esposas jajajajaja.

Perdón. Estoy desbarrando.

Saludillos gordos.

Manu dijo...

Buena filo-sofía Tay: "mens sana in corpore in sepulcro", je, je.

Pero para filo-sofía la de Siespi, je, je, bueno aunque lo de Siespi es más filo-Sofía, Ramona, Eustaquia, etc., etc., etc., que peligro...

Salu-dos.