viernes, 17 de octubre de 2008

Aumenta el 'hambre estacional' con el cambio climático en los países con más desnutrición

La crisis alimentaria mundial es el resultado de un cúmulo de circunstancias en cuya base se encuentra la especulación sobre los precios, pero está siendo agudizada por los trastornos que está causando el cambio climático y por la producción de biocombustibles. Ambos factores agravan el 'hambre estacional' que cada año se produce en amplias zonas del planeta.

Sequías imprevistas, inundaciones desastrosas y el cambio en el régimen de lluvias están afectando en mayor medida a los pequeños agricultores y, en general, a millones de familias que viven de los recursos naturales.
En total, los datos oficiales de Naciones Unidas hablan de que, desde hace un año, ha aumentado en 75 millones el número de hambrientos del planeta, alcanzando la cifra de 923 millones, entre los que la mayoría son niños, ancianos y enfermos.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que hoy se conmemora, la Organización Mundial de la Alimentación (FAO) ha lanzado un informe que alerta de los riesgos que suponen el cambio climático y los biocombustibles para millones de familias que viven en la pobreza. Son fenómenos que determinan tanto la dificultad de acceder a la comida y al agua potable, como la expansión de enfermedades relacionadas con el calentamiento global. Sus efectos, según auguran, serán más visibles en cinco años si no se toman medidas.

Desde la ONG Acción contra el Hambre, su director general, Olivié Longué, reconocía que, junto al impacto de los 'agrocarburantes', como prefiere llamar a los biocombustibles, ha sido la pura especulación la responsable del 40% de la subida de precios de los alimentos, al tratar al trigo o el maíz como otra materia prima.
"Lo cierto es que en 2007-2008 la producción mundial ha aumentado un 2%, lo que es una cosecha récord. Otra cosa es que la distribución no sea la adecuada. Y el problema es que la crisis la sufren más los pequeños agricultores. De hecho, el 60% de los niños desnutridos son hijos de agricultores", recuerda Longué.
La cifra más preocupante es la de los 19 millones de niños que sufren malnutrición severa aguda, una fase de la enfermedad del hambre que puede ser mortal. De ellos, cinco millones morirán si no se les suministra un remedio. Los supervivientes puede que sufran déficits psíquicos y físicos toda su vida.
Desde ACH, sin embargo, destacan que "con 3.000 millones de euros se daría cobertura nutricional a los 19 millones", es decir, 300 veces menos que el plan de rescate financiaron de la Unión Europea. Ese dinero incluiría el diagnóstico, el tratamiento e incluso proyectos de acción social, para formación en nutrición de las familias.
La organización, que apoya a 4,2 millones de personas víctimas de la malnutrición, acaba de producir y presentar el documental '854', rodado en el Sahel y dirigido por David Muñoz, como parte de su campaña 'End Malnutrición' (El fin de la malnutrición'). Gabriel Villarrubia, técnico de la ONG en Angola, ha sido testigo de los efectos del cambio en el clima sobre el terreno: "He comprobado en el Sahel africano llueve menos, pero en Angola el problema está en que las lluvias no llegan cuando deben. Llueve en septiembre, se siembra, y luego deja de llover, con lo que el maíz se pierde o se produce muy poco. Por ello sería interesante que cambiaran a otros cultivos más flexibles y ello requiere formación y recursos", explicaba ayer.
En ACH, de hecho, han puesto en marcha al sur del Sáhara un sistema de vigilancia por GPS para los nómadas tuaregs, que de este modo pueden saber dónde están los pastos y el agua para llevar a su ganado.

Segunda revolución verde
Como indican los informes de la FAO, Longué también defiende la necesidad de una "segunda revolución verde" en la que se mejore el rendimiento de las semillas, sin necesidad de transgénicos (en las que hay que pagar una patente y no se reutilizan), haya una formación agrícola que potencie la tracción animal (frente al trabajo manual) y en los cultivos sean más nutritivos.
En Bruselas, Ayuda en Acción ha pedido un tratamiento específico para el sector agrícola de los países en desarrollo, frente a unos acuerdos comerciales en la Unión Europea que constituyen una amenaza más que una ayuda.
Lara Hurtado, coordinadora en Guatemala de la organización, ha hecho hincapié en el papel de los agrocombustibles en la crisis de precios de los alimentos. "Sólo en la UE, en 2007 se utilizaban 2,85 millones de hectáreas a estos agrocombustibles", ha afirmado con motivo del Día Mundial.
Entre los ecologistas, Amigos de la Tierra denuncia que el objetivo marcado por la UE de introducir un 10% de agrocombustibles en transporte para el año 2020 ha motivado una "enorme especulación en los mercados" y ha reiterado la necesidad de que en el ámbito comunitario "se deje de alentar una industria tan perjudicial con sus objetivos obligatorios".
Según Greenpeace como resultado de una combinación de factores (como el aumento de temperaturas, pérdida de tierras cultivables, escasez de agua, condiciones meteorológicas extremas, enfermedades vegetales o aumento de plagas), la producción alimentaria china caerá un 23% en 2050 con respecto a los niveles de 2000; una situación que también se dará en muchos otros países.
Esta organización pide a los gobiernos el incremento de las inversiones públicas en investigación y desarrollo de modelos de producción 'agroecológicos', suspender las ayudas a los transgénicos y una prohibición de las patentes sobre semillas.



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