Debemos nuestra existencia a la suerte. En el laberinto de probabilidades remotas, la buena fortuna quiso, si nos remontamos "sólo" al Devónico (hace 410-360 millones de años), que unos peces minoritarios fueran los elegidos para, más tarde, conquistar los continentes.
Durante esa transición, ocurrida en apenas unos instantes geológicos (pero no tan breves, en realidad), aquellos peces fueron sufriendo cambios morfológicos. Los más evidentes fueron el paso de aletas a patas, lo que dio lugar a los llamados tetrápodos (literalmente, "de cuatro patas").
La paleontología reconstruye la historia de la vida uniendo piezas de un puzzle aún lleno de agujeros. En 2004, un equipo dirigido por Ted Daeschler, de la Academia de Ciencias Naturales de Estados Unidos, descubrió uno de esos fósiles de transición que encajaban perfectamente en la escala evolutiva entre el pez y el tetrápodo.
'Tiktaalik roseae' era un animal de hasta 2,5 metros de largo, dotado de "aletas" sólidas, capaces de sostener el peso del cuerpo, y con una cabeza chata, similar a la de un cocodrilo. Era un voraz depredador de dientes afilados que vivió en el mar del Devónico tardío, hace 375 millones de años.
Pero 'Tiktaalik' ha tardado cuatro años desde su descubrimiento en hacer sus confesiones más interesantes a los paleontólogos: este híbrido ya contaba con los rasgos craneales que habían sido adjudicados exclusivamente a los animales terrestres. El análisis detallado del cráneo fósil ha confirmado que el salto del agua a la tierra no fue tan rápido como se creía.
"En tanto que vertebrado con aletas que comparte muchos rasgos con los vertebrados con patas, 'Tiktaalik' ha sido muy útil para conocer más detalles sobre la transición evolutiva desde el pez hasta los tetrápodos", explica a EL MUNDO Jason Downs, investigador de la Academia de Ciencias Naturales de EEUU.
(Ilustraciones: Kalliopi Monoyios)
"Las características del cráneo en los tetradomorfos primitivos y con aletas es muy diferente de aquéllas de las formas con patas. Esto ha dado la impresión de que el cráneo evolucionó muy rápido en esta transición. Sin embargo, el problema ha sido más causado por una falta de formas intermedias. Con esas formas intermedias, esta transición puede quedar fragmentada en una serie de pequeños cambios. 'Tiktaalik' es una de esas formas intermedias", añade Downs.
Más aún, las características que permitieron más tarde la aparición de cuatro patas y otros rasgos de los tetrápodos fueron, en realidad, adaptaciones para vivir en aguas someras, cuando ninguno de los peces elegidos tenía "previsto" aún dar el salto definitivo a la tierra.
Así lo describe un estudio publicado hoy en 'Nature'.
En efecto, 'Tiktaalik' vivía en el fondo de aguas poco profundas, e incluso quizá se daba algunos paseos cortos por tierra, a juzgar por caracteres de su cráneo, cuello y apéndices que comparte con los vertebrados terrestres que aparecerán más tarde.
De hecho, ya gozaba de cierta movilidad en la cabeza, algo poco útil para los peces que habitaban aguas profundas, según los investigadores, pero sí para los que moraban y cazaban en aguas someras.
"Los peces de aguas profundas se mueven y alimentan en espacios tridimensionales y pueden orientarse fácilmente en dirección a su presa", explica Farish Jenkins, de la Universidad de Harvard. "Un cuello móvil es ventajoso en lugares donde el cuerpo está relativamente fijo, como es el caso de las aguas someras o sobre tierra".
'Tiktaalik' se inserta perfectamente dentro de esta transición gradual que comenzó en el agua, pues presenta ya la típica reducción del hiomandibular -un hueso que sostiene la mandíbula de los peces, derivado del arco branquial-, fundamental para tener movilidad de cuello y cabeza.
Esa reducción y reorientación tienen que ver con el achatamiento del cráneo y abrirán el camino, siempre fortuitamente, para que el hiomandibular se convierta en una pieza clave para que los animales terrestres podamos oír -el estribo, el pequeño hueso que tenemos en el oído interno, es un recuerdo que guardamos de nuestros ancestros acuáticos-.
Todos estos rasgos reafirman la posición intermedia de este animal entre el pez y los tetrápodos. "Con apéndices capaces de soportar el peso del cuerpo, un cráneo más consolidado, costillas capaces de sostener el tronco" en un ambiente más grávido (con respecto al agua), "un sistema respiratorio menos dependiente de la respiración en el agua, una cabeza capaz de movimiento independiente y proporciones craneales que se aproximan a las de los tetrápodos, 'Tiktaalik' revela un estadio importante en el origen de los vertebrados terrestres", concluyen los autores en su estudio.
Un cráneo fósil desvela las claves del origen de los animales terrestres elmundo.es
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