jueves, 21 de agosto de 2008

Los búhos marcan visualmente sus nidos manchándolos con las heces | elmundo.es

Las rapaces nocturnas, las más desconocidas de todas, empiezan a desvelar sus secretos. Acostumbrados a oírlas ulular por las noches, se creía que se comunicaban sólo a través de sus repetitivos cantos, como hacen la mayoría de las aves. Pero también se comunican visualmente mediante las marcas que dejan con sus excrementos, según han demostrado dos investigadores de la Estación Biológica de Doñana, tras dos años de trabajo de campo.




La investigación se publica hoy en la revista científica estadounidense PLoS ONE. En el artículo, María del Mar Delgado y Vincenzo Penteriani, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, aseguran que "el marcaje de estas aves no es sólo un rastro olfativo, como ocurre entre la mayoría de los mamíferos, también visual, lo que nos hace pensar que puede ser una forma de comunicación más habitual de lo que creíamos».
"En 2003 empezamos a investigar si la mancha blanca que tienen en la garganta los búhos reales y que exponen cuando cantan era una señal visual. Y efectivamente lo es, además de que es propia de cada individuo", afirma Mar Delgado, bióloga especializada en rapaces nocturnas.
En aquella ocasión se fijaron en que los nidos tenían muchas manchas de excrementos. Y además estaban en lugares donde se veían muy bien y parecían hechas adrede, en vez de una simple deyección lanzada al azar.
"Se trata de deposiciones dejadas adrede en la pared vertical de las rocas donde anidan y tienen los posaderos los búhos reales. Tras escurrir, dejan una visible mancha en el terreno", añade la bióloga. Además, se percataron de que las señales, que son de color blanco, se depositaban en roquedos lo más oscuros posible para que contrasten.
El mensaje es muy simple: este sitio está ocupado, no admitimos visitas
Los investigadores, que han modificado sus ritmos vitales a hábitos crepusculares y nocturnos como las aves investigadas, tenían la certeza de que habían dado con una nueva forma de comunicación de estas rapaces de la sierra Norte de Sevilla. Pero necesitaban evidencias.
Fue cuando recurrieron a la prueba del algodón: limpiaron las paredes de uno de los nidos y al día siguiente se encontraron que la pareja que estaba allí alimentando a sus tres pollos, volvió a ensuciar todas las paredes. Algo así como volver a echar las cortinas que algún vecino molesto les había descorrido.
Los científicos también han comprobado que las aves estudiadas no realizan las señales con las heces durante todo el año. Sólo lo hacen cuando están en la fase de cortejo, apareamiento y cría: de enero a mayo. Pero si falla la pareja o la pollada se pierde, cada uno se va a su olivo y las señales desaparecen borradas por las inclemencias del tiempo.
No hay que confundir las heces con las egagrópilas, bolas que estas rapaces y muchos otros animales regurgitan con los restos no digeribles de la presa cazada. Esos rastros permiten conocer que el conejo es la principal comida de los búhos reales -auténticos reyes de la noche-, situados en la cúspide de la pirámide alimenticia.
Los expertos sugieren en su estudio que señales parecidas son muy comunes entre las rapaces diurnas y muchas otras aves. El mensaje a transmitir a los demás sería muy simple: este sitio está ocupado; no admitimos visitas.


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