La polémica está servida. Investigadores japoneses han llegado a la conclusión de que las ballenas Minke ('Balaenoptera acutorostrata') hoy tienen menos grasa que hace 20 años. Esto podría deberse a una reducción drástica de las poblaciones de krill (minúsculos crustáceos) en el Océano Antártico como consecuencia del calentamiento global, que está fundiendo a un ritmo acelerado las banquisas de hielo vitales para estos pequeños animales.
La grasa sirve a los cetáceos, como a otros animales, para aislarles del frío de los mares polares, por lo que los resultados del citado estudio advierten del peligro al que se enfrenta esta especie en el futuro. Un "importante descubrimiento sin predecentes", según los autores, para el cual ha hecho falta matar a más de 4.500 ejemplares a lo largo de dos décadas. ¿Es así como trabaja la ciencia?
La grasa sirve a los cetáceos, como a otros animales, para aislarles del frío de los mares polares, por lo que los resultados del citado estudio advierten del peligro al que se enfrenta esta especie en el futuro. Un "importante descubrimiento sin predecentes", según los autores, para el cual ha hecho falta matar a más de 4.500 ejemplares a lo largo de dos décadas. ¿Es así como trabaja la ciencia?
La investigación dio la vuelta al mundo sin que ninguna revista de prestigio quisiera publicarla. Hasta que 'Polar Biology', una publicación científica alemana, decidió difundirla en su edición online. Para los investigadores japoneses ha sido todo un éxito; para los conservacionistas, una forma muy discutible de justificar la caza 'científica' de ballenas.
"No creo que se pueda medir esto por otras vías", dijo Lars Walloe, experto en cetáceos de la Universidad de Oslo y coautor del estudio, refiriéndose a la inevitable muerte de los animales.
Pero el estudio iba más allá, y consideraba que a la disminución del krill disponible se añadía una recuperación de la población de las ballenas jorobadas ('Megaptera novaeangliae'), durante tiempo en grave peligro de extinción, lo que hacía que las Minke tuvieran que competir más por conseguir alimento.
El estudio se da a conocer menos de un año después de que Japón anunciara su intención de volver a cazar ballenas jorobadas por primera vez en 50 años, aunque finalmente la presión internacional logró disuadirlo temporalmente.
¿Vale la pena matar a tantas ballenas?
"Cuantos más cadáveres de ballenas, más datos podrás obtener, así que si matas muchas ballenas, podrás tener mucha información. La cuestión es si vale la pena matar a tantas ballenas. La caza científica no es ciencia", dijo a 'The Guardian' Mark Simmons, director científico de la Sociedad para la Conservación de Delfines y Ballenas. A su vez, los científicos británicos consultados no quisieron dar su opinión al respecto y se limitaron a comentar que, de ser verdad, los resultados "serían muy preocupantes".
Activistas quedan atrapados al tratar de defender a una ballena del santuario del Océano Sur. (Foto: Kate Davison Greenpeace)
Desde la década de los 80 existe una moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas. El mecanismo que tienen los países tradicionalmente cazadores, como Japón, Noruega e Islandia, para poder continuar ofreciendo en sus mercados este controvertido pero codiciado alimento es la "caza con fines científicos".
Las capturas japonesas, que terminan en el supermercado como una exquisitez, son, supuestamente, restos que provienen de los laboratorios tras intensas investigaciones llevadas a cabo en pos de la conservación de estos animales.
En realidad, de esa caza científica de miles de ballenas practicada durante 20 años se han publicado 55 estudios, pero sólo unos pocos han sido relevantes y han requerido realmente matar a los animales, según científicos australianos citados por el diario británico.
El objetivo último de la "caza científica" de ballenas por parte de Japón es demostrar que es posible la captura sostenible de cetáceos, si bien los expertos sostienen que no es necesario matar a los ejemplares para hacer estudios de su población. ¿Intentarán demostrar ahora lo mismo con las jorobadas?
"No creo que se pueda medir esto por otras vías", dijo Lars Walloe, experto en cetáceos de la Universidad de Oslo y coautor del estudio, refiriéndose a la inevitable muerte de los animales.
Pero el estudio iba más allá, y consideraba que a la disminución del krill disponible se añadía una recuperación de la población de las ballenas jorobadas ('Megaptera novaeangliae'), durante tiempo en grave peligro de extinción, lo que hacía que las Minke tuvieran que competir más por conseguir alimento.
El estudio se da a conocer menos de un año después de que Japón anunciara su intención de volver a cazar ballenas jorobadas por primera vez en 50 años, aunque finalmente la presión internacional logró disuadirlo temporalmente.
¿Vale la pena matar a tantas ballenas?
"Cuantos más cadáveres de ballenas, más datos podrás obtener, así que si matas muchas ballenas, podrás tener mucha información. La cuestión es si vale la pena matar a tantas ballenas. La caza científica no es ciencia", dijo a 'The Guardian' Mark Simmons, director científico de la Sociedad para la Conservación de Delfines y Ballenas. A su vez, los científicos británicos consultados no quisieron dar su opinión al respecto y se limitaron a comentar que, de ser verdad, los resultados "serían muy preocupantes".
Activistas quedan atrapados al tratar de defender a una ballena del santuario del Océano Sur. (Foto: Kate Davison Greenpeace)
Desde la década de los 80 existe una moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas. El mecanismo que tienen los países tradicionalmente cazadores, como Japón, Noruega e Islandia, para poder continuar ofreciendo en sus mercados este controvertido pero codiciado alimento es la "caza con fines científicos".
Las capturas japonesas, que terminan en el supermercado como una exquisitez, son, supuestamente, restos que provienen de los laboratorios tras intensas investigaciones llevadas a cabo en pos de la conservación de estos animales.
En realidad, de esa caza científica de miles de ballenas practicada durante 20 años se han publicado 55 estudios, pero sólo unos pocos han sido relevantes y han requerido realmente matar a los animales, según científicos australianos citados por el diario británico.
El objetivo último de la "caza científica" de ballenas por parte de Japón es demostrar que es posible la captura sostenible de cetáceos, si bien los expertos sostienen que no es necesario matar a los ejemplares para hacer estudios de su población. ¿Intentarán demostrar ahora lo mismo con las jorobadas?
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