domingo, 28 de septiembre de 2008

China ya se pasea por el espacio

Embutido en su traje Feitian (literalmente, vuelo al cielo), Zhai Zhigang acaba de llevar a cabo el primer paseo de un ciudadano chino en el espacio. "Mis saludos a toda la gente en mi país y el mundo. Por favor, tened fe en mí y mi equipo, que completaremos esta misión con éxito", ha señalado Zhai con medio cuerpo fuera de la cápsula del Shenzhou VII, en órbita a 343 kilómetros de la superficie terrestre.

La ‘actividad extravehícular’ (EVA, en inglés) ha sido un paseo de menos de 20 minutos para el taikonauta y un gran salto cualitativo para el programa espacial de esta nación asiática, que como parte de su resurgir económico y político en el mundo planea llevar tripulación a la luna, posiblemente antes del año 2020.
El interés por regresar al satélite terrestre se ha renovado en estos comienzos del siglo XXI con un brío similar al que mostraron durante la Guerra Fría la ex Unión Soviética y Estados Unidos, las dos potencias y rivales ideológicos del momento. Estas tres naciones son las únicas, hasta el momento, que han logrado llevar a cabo misiones tripuladas al espacio de manera independiente.
China ha sido la última en sumarse al grupo, con su primer vuelo espacial tripulado en 2003. Apenas cinco años después, la primera EVA de China ha comenzado a las 16.39 hora local (10.39 hora peninsular en España), cuando Zhai abría la escotilla de la cápsula para asomarse al espacio. Su cabeza, y luego su cuerpo, han emergido fuera de la nave mientras el taikonauta saludaba, según ha mostrado en directo la televisión estatal china.
Zhai, un piloto de 42 años, forma parte del equipo de 14 taikonautas (el término chino para astronauta o cosmonauta) que China ha entrenado a lo largo de la última década. El hijo de una familia humilde ha podido cumplir por fin su sueño de conocer el espacio, después de haber quedado como suplente en las dos misiones tripuladas anteriores de los Shenzhou V y VI.
Una vez fuera, Zhai ha llevado a cabo varios experimentos y ha desplegado una pequeña bandera de la República Popular de China. El taikonauta iba vestido con un traje de fabricación nacional que ha costado cerca de 30 millones de yuanes (algo más de tres millones de euros). El atuendo pesa 120 kilos y tarda en calzarse unas 15 horas.
Tres taikonautas en la misión
Desde dentro de la cápsula de despresurización (uno de los tres módulos que componen el Shenzhou VII), otro de los astronautas, Jing Haipeng, asistía a Zhai y esperaba con un traje de cosmonauta ruso en caso de que una emergencia obligase a evacuarlo. El tercero, Liu Boming, quedaba al mando del control de la nave en la cápsula de reentrada.
La hazaña, que había sido calificada de un gran salto tecnológico para China, según uno de los ingenieros jefes del programa espacial, y de misión gloriosa y sagrada, en palabras del propio presidente del país, ha sido retransmitida con todo lujo de detalles por televisión. "Los riesgos son altos. Mandar a tres astronautas al espacio es un salto cuantitativo y cualitativo", señaló el científico Zhang Jianqi.
El paseo espacial va a permitir al cuerpo de científicos e ingenieros chinos obtener la experiencia y los conocimientos para poder cumplir su sueño de contruir una estación espacial en los próximos cinco años. El programa espacial chino también es una fuente de orgullo coletivo, como demuestra la puesta en escena de espectáculo televisivo que ha adoptado el paseo espacial.
Los taikonautas se preparan ahora para el regreso a Tierra. A lo largo de las próximas horas, el Shenzhou VII efectuará varias maniobras y se dirigirá hacia la región septentrional de Mongolia Interior, donde está previsto el aterrizaje de la cápsula de reentrada.


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