domingo, 28 de septiembre de 2008

Un gran tsunami arrastró bloques gigantes de coral al interior de la isla de Tongatapu

Sobre el oscuro terreno volcánico de la isla de Tonga destacan desde tiempo inmemorial una serie de enormes bloques de coral. ¿Cómo pudieron llegar hasta allí? Las rocas forman parte del paisaje local y son bien conocidas por los isleños. Hasta existe una leyenda para explicar su origen: el dios Maui las lanzó fuera del agua para asustar a un gran pájaro devorador de hombres.




Ahora, los científicos han encontrado un motivo menos mítico pero igualmente espectacular para explicar su existencia. Un gigantesco tsunami las arrancó del arrecife que rodea la isla y las arrastró 400 metros hasta el interior. Los geólogos, incluso, han encontrado bajo el agua su localización original.
La serie de enormes bloques de roca coralina yace a lo largo de tres kilómetros en la orilla oeste de la isla de Tongatapu, en el archipiélago de Tonga, en el Pacífico, y pueden ser la evidencia de uno de los más potentes tsunamis producidos por una erupción volcánica que se conocen.
"Pueden ser los bloques de roca más grandes desplazados por un tsunami en todo el mundo", ha declarado al servicio de noticias científicas Eurekalert Matthew Hornbach, del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, quien expondrá sus teorías en el próximo encuentro de la Geological Society of America.
Los investigadores del equipo de Hornbach viajaron a isla de Tongatapu en noviembre de 2007, como parte de una campaña de estudio de tsunamis. Partían de la base ya conocida de que algunas grandes 'rocas errantes' que se encuentran junto a ciertas costas han sido arrastradas allí por maremotos.
De hecho, existen casos bien documentados, como las enormes bloques que fueron movidos por el tsunami que se produjo tras la explosión del volcán Krakatoa en 1883, en aguas del estrecho de la Sonda, junto a Indonesia. Ese evento volcánico, sucedido en época histórica, estremeció al mundo. Se estima que liberó una energía como la de 10.000 bombas atómicas y que murieron unas 40.000 personas. Las olas que provocó el colapso del edificio volcánico alcanzaron 40 metros de altura y algunas rocas movidas por el tsumani en la orilla llegaron decenas de metros tierra adentro.
A raíz del maremoto que asoló Asia en 2004, ha explicado Hornbach, ha habido un esfuerzo para "encontrar, documentar y analizar grandes bloques erráticos de roca que puedan ser restos depositados por tsunamis pasados con la intención de calcular el tamaño, la frecuencia y la localización de esos eventos".
Con esa idea en la cabeza, su equipo viajó al archipiélago de Tonga tras haber oído hablar de las 'extrañas' rocas del interior de la isla. La expedición les sirvió para comprobar que esas rocas, mayores que una casa muchas de ellas, se alineaban durante tres kilómetros y que en ocasiones llegaban a estar hasta 400 metros dentro de tierra firme. Habían encontrado, según defienden, "los mayores depósitos movidos por un tsunami en toda la Tierra".
Datación del 'paleotsunami'
¿Cuándo ocurrió aquel fenomenal tsunami? La conclusión del estudio es que data del Holoceno, es decir, desde los últimos 10.000 años hasta nuestros días. Para llegar a esa conclusión, los investigadores llevaron a cabo un estudio radiométrico de la edad de las rocas y una interpretación estructural y sedimentaria de su entorno.
Para empezar, se descartó la posibilidad de que el origen de 'las piedras del dios Maui' no fuera un tsunami. Pero había multitud de evidencias que lo probaban. En primer lugar, los bloques de coral no pueden haberse formado en su actual localización ya que el sitio donde se encuentran es de origen volcánico. Tampoco pueden haber sido movidos por 'tormenta' o ciclón de ningún tipo, pues no los hay capaces de liberar tanta energía.
Las erupciones volcánicas submarinas pueden provocar los más potentes maremotos
Puesto que la isla es plana, no es posible, además, que puedan haber rodado desde ninguna otra localización. En realidad, los bloques están hechos del mismo material coralino que rodea la isla, que es volcánica. Como es sabido, el coral tiene un origen biológico y crece formando anillos rocosos en torno a algunas islas del Pacífico, sean estas del material que sean. Algunas de ellas pueden ser totalmente de coral, pero Tongatapu es distinta: tiene un centro volcánico rodeado de un círculo coralino.
Después hubo que averiguar la edad de las rocas: 122.000 años aproximadamente, tras llevar a cabo diversas mediciones por los procedimientos establecidos de datación. De modo que el tsunami no pudo ocurrir lógicamente, antes de esa fecha.
Los investigadores piensan que las rocas llegaron a tierra bastantes después de formarse. Para sostener ese argumento, hacen notar que apenas están cubiertas por una fina capa de tierra en su parte superior. Además, el el profundo suelo volcánico que cubre buena parte de la isla es muy fino precisamente en el entorno de los bloques de roca. Esto sugiere, según los geólogos, que el área fue 'lavada' por olas en el pasado reciente, entendido en términos geólogicos de cómputo de tiempo y que no ha habido tiempo para que nuevas erupciones volcánicas repusieran el suelo en ese área.
Los investigadores creen que un tsunami sacó las rocas del agua en los últimos 10.000 años
Además, no hay una base de residuos calizos al pie de los bloques de coral, como debería haber ocurrido si hubieran sido expuestos a la lluvia durante mucho tiempo, con lo que la conclusión del equipo de Hornbach es que aunque los corales datan de hace 120.000 años, fueron sacados del mar en los últimos miles de años.
Estudiar para prevenir
Una de las conclusiones más relevantes del estudio llevado a cabo en la isla ha sido comprobar la virulencia de los tsunamis producidos por erupciones volcánicas. Una cadena de volcanes sumergidos se extiende sólo a 30 kilómetros de Tongatapu y a ellos atribuye el equipo de la Universidad de Texas el origen del paleotsunami que azotó la isla. Para ello estudiaron también el fondo marino y las condiciones del manto.
Los autores destacan que el tsunami que asoló Asia en 2004 fue provocado por un terremoto submarino, es decir, por un desplamiento de las placas terrestres bajo el mar, y que las investigaciones se han centrado hasta ahora en ese tipo de fenómenos. Sin embargo, el antiguo tsunami recién documentado en Tongatapu, y el del Krakatoa, ambos de origen volcánico, son claras muestras, consideran, de la enorme potencia que pueden desarrollar ese otro tipo de maremotos. Por ello creen que se debe reforzar su estudio para conocer la frecuencia con la que ocurren y las zonas más proclives a sufrirlos.
"Hay muchos lugares en el mundo con rocas similares a las del Tongatapu y con volcanes submarinos cercanos y la gente que vive allí no ha prestado mucha atención a la prevención ante tsunamis", ha afirmado Hornbach a la Sociedad Geográfica de EEUU. De hecho, los habitantes de Tonga viven junto a las rocas sin haber sido advertidos sobre qué hacer en caso de tsunami, afirman los investigadores.


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