miércoles, 3 de septiembre de 2008

La depresión de las madres puede afectar al sueño de sus bebés, según un estudio

Los bebés cuyas madres padecieron depresión antes de quedarse embarazadas son mas sensibles a presentar patrones de sueño caóticos, señala un estudio difundido hoy por la Universidad de Michigan (UM), en EE.UU.

De este modo, los niños nacidos de madres con cuadros depresivos toman más siestas durante el día, requieren más tiempo para calmarse por la noche y se despiertan más a menudo.
Sin embargo, "esto no significa que los hijos de madres con depresión estén condenados a seguir los pasos de sus progenitoras, aún cuando esta enfermedad tiende a continuar en la familia", señaló en un comunicado Roseanne Armitage, responsable del equipo del Laboratorio de Sueño y Cronofisiología de la UM.
Asimismo, la experta alerta que los padres y madres que no han sufrido depresiones tampoco pueden ignorar la importancia del sueño de sus recién nacidos.
Armitage presentará los resultados completos de este estudio la próxima semana en la reunión de la Sociedad del Sueño en Glasgow (Escocia).
Según explicó el laboratorio de esta universidad, "los seis primeros meses de vida de un bebé son cruciales para el desarrollo de patrones regulares de sueño y vigilia, conocidos como ritmos circadianos, que todo niño necesita para un futuro saludable".
Por este motivo, las familias, especialmente las que presentan historiales depresivos, deben prestar mucha atención a las condiciones que crean para el sueño de sus infantes desde el nacimiento.
"La privación crónica del sueño está relacionada con un riesgo elevado de depresión en todas las personas, pero en las nuevas madres, debido a los cambios hormonales y la necesidad de recuperarse del embarazo y del parto, la privación del sueño puede ser realmente un problema", dice el estudio.
Los niños de cortas edades necesitan una siesta durante el día para obtener todo el sueño que necesitan, de 11 a 18 horas en los primeros dos meses después del nacimiento, de 11 a 15 horas en los próximos diez meses y de 12 a 14 horas entre el primer y el tercer año.
"El mantenimiento de un horario muy regular para dormir es increíblemente importante", anotó Armitage, quien añadió que "tanto para adultos, niños o bebés cuanto más estable sea la hora de ir a dormir menos caótico es el sueño durante la noche".



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